VALÈNCIA. En la lucha por promover la justicia alimentaria y garantizar una alimentación saludable para todos, destacan figuras como Marta Herrero, coordinadora de la organización Justicia Alimentaria, y Luís Cabañas, actual presidente del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (Codinucova). Ambos son miembros destacados de la Plataforma Escoles que Alimenten, un movimiento comprometido con transformar la manera en que nos alimentamos en nuestras escuelas y comunidades.
Marta Herrero ha dedicado su carrera a abordar las desigualdades en el acceso a una alimentación saludable y sostenible. Como coordinadora de Justicia Alimentaria, una organización reconocida a nivel nacional e internacional, ha liderado iniciativas innovadoras para la búsqueda de la equidad y la sostenibilidad en los sistemas alimentarios, fomentando la agricultura sostenible, la producción local y la equidad en la distribución de recursos.
Por otro lado, Luis Cabañas, en su posición como presidente del Codinucova, ha desempeñado un papel fundamental en la promoción de una alimentación basada en la evidencia científica y en la defensa de los derechos de los dietistas-nutricionistas.
Unidos por la Plataforma Escoles que Alimenten, Herrero y Cabañas colaboran para concienciar sobre la importancia de una alimentación saludable en las escuelas. Juntos busca transformar los comedores escolares en espacios que promuevan hábitos alimentarios saludables, la inclusión de productos locales y la educación nutricional para los más jóvenes. Hoy les preguntamos su opinión sobre el proyecto de decreto que establece criterios para garantizar menús saludables y sostenibles en los servicios de restauración colectiva de la Generalitat Valenciana, en el que han participado activamente.
- ¿Cómo valorarían la actual dieta que se ofrece en los centros escolares?
Luis Cabañas: Desde una perspectiva nutricional, podríamos decir que es mejorable tanto cuantitativa como cualitativamente. Las cantidades de carne roja son demasiado altas y las de legumbres demasiado bajas. Por otra parte, se debería ofrecer pescado fresco, no una barrita de merluza. Además, el menú presenta déficit de proteína vegetal y es algo que nos llevan demandando desde 2015.
Marta Herrero: En cuanto a criterios de sostenibilidad, también encontramos carencias. Se ha visto que la mayoría de los menús escolares no están cumpliendo con la temporada de las frutas y verduras y tampoco vemos la presencia de alimentos de proximidad. Además, hay un déficit de alimentos ecológicos, que es el modelo de producción agraria más sostenible con la tierra, con el medio ambiente y con los seres vivos.
- ¿Cuál es su evaluación general sobre el proyecto de decreto?
Luis Cabañas: Como parte activa de la mesa intersectorial de nutrición valoramos muy bien el decreto. Lo consideramos no solo lo necesario, sino también urgente.
"Lo consideramos no solo lo necesario, sino también urgente".
Marta Herrero: Ha sido un proceso de construcción participativo que ha contado con la opinión de expertos; dietistas, nutricionistas, personal de salud pública, organizaciones sociales expertas en la sostenibilidad y en la preservación del medio ambiente... Quizá por eso también se ha dilatado tanto en el tiempo, porque ha contado con mucha gente y todos y todas hemos aportado muchísimo. Es un decreto muy puntero que nos iba a colocar en el escenario de la innovación en compra pública. Íbamos un paso por delante de otras autonomías.
- ¿Qué impacto creen que tiene la paralización de la puesta en marcha del proyecto?
Marta Herrero: No abordar la renovación del decreto incorporando este tipo de alimentación nos parece un desastre, una hecatombe. ¿Cómo no vamos a dar la mejor alimentación posible a los colectivos vulnerables mediante la compra pública alimentaria? Nosotras estamos bastante preocupadas y decepcionadas porque pensábamos que iba a seguir adelante. El no hacerlo podría suponer el fin del sector agrario valenciano. Estos sectores están teniendo muchos problemas para alcanzar unos precios justos y las administraciones públicas podrían contribuir mucho a que se logren las relaciones de justicia pagando precios adecuados a ese sector primario, acortando las cadenas y comprándoles directamente.
- ¿Cuáles son los factores principales que deberían tenerse en cuenta para garantizar un menú sostenible?
Luis Cabañas: Las cuestiones que plantea el decreto son fundamentalmente tres; aplicar criterios de temporalidad, cambiar la proteína animal por proteína vegetal y acortar las líneas de suministro y las líneas de circuito corto.
- ¿En qué medida afectaría la implantación de estas medidas a la formación del personal a la plantilla de los comedores?
Luis Cabañal: Implicaría una cuestión que el decreto también contemplaba. Por una parte, la propia formación a la plantilla en estas cuestiones a partir de las ayudas que dan a las empresas. Por otra parte, un trabajo pedagógico con la población. Hay que explicarles que nos hemos pasado comiendo ternera o cerdo y ahora toca que comamos más pollo o más garbanzos, que no solo son más baratos, sino que encima son más saludables y sostenibles.
- ¿Cuál es su respuesta a los reparos planteados por el Consell Jurídic Consultiu en relación con el coste económico y la viabilidad del cambio de modelo propuesto?
Luis Cabañas: La FAO en 2007 ya explicaba que existe un derecho a alimentarse con dignidad mediante el acceso a los recursos que permitan producir, obtener o comprar alimentos para evitar el hambre, pero también para procurarse la salud. Por lo que solo estamos reivindicando y garantizando que la nutrición saludable sea un derecho. Qué bonito habría sido tener en Comunidad Valenciana un decreto puntero a nivel nacional e internacional, donde se garantizase algo que la FAO ya dijo en 2007.
"Esos comedores son la vía de acceso para democratizar la alimentación buena y sostenible".
Marta Herrero: Tenemos que pensar que esos comedores son la vía de acceso para democratizar la alimentación buena y sostenible. Es la manera de que este tipo de alimentación llegue a todas las personas, independientemente de su nivel socioeconómico o su nivel educacional. El criterio económico nunca tendría que ser más importante que el tipo de alimentación que se ofrece. La administración pública tiene que dar ejemplo. Si estoy aplicando leyes de transición ecológica, si estoy apostando por alimentos sostenibles, si estamos hablando de un problema, una pandemia de obesidad y sobrepeso en la población infantil… La salud pública tiene que decir no y aplicar medidas.
- ¿Qué incremento de coste supondrían las modificaciones en el menú si se establecen estos criterios?
Luis Cabañas: Este decreto se ha tumbado por una crítica: que el precio de los menús podría subir. Una crítica que no es cierta. Si analizamos las cuestiones que plantea el decreto, estamos bajando el precio del menú hasta un 400%, que es lo que supone el sobrecoste porque el producto venga de origen. Por ejemplo, si en lugar de plantearnos comprar cerezas en agosto, las comprásemos en junio, el coste se reduciría cinco veces. Si reducimos la proteína animal en la alimentación habitual, va a disminuir al menos la mitad del precio. Entonces, la pregunta que nos hacemos es por qué la crítica a este decreto es el precio.
Marta Herrero: Son comportamientos que están tan instaurados en la sociedad que se producen de manera casi natural, como si lo natural fuese comer un tomate fuera de su temporada. Eso implica un sobrecoste y un modelo de producción que está cargándose los recursos. Es cierto que en fruta ese incremento es bastante más reducido, pero también depende mucho de los canales de comercialización que se utilicen. Si lo compras en una gran superficie, el aumento de precio es muchísimo mayor que si se lo compras directamente al productor o con solo un intermediario en la cadena de distribución.
- ¿Qué papel pueden desempeñar las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad en general para apoyar la implementación de estas medidas y promover cambios positivos en la alimentación?
Marta Herrero: Al final somos personas consumidoras todas y es muy importante la labor educacional a todos los actores. Se están lanzando unos modelos y unos patrones de comportamiento desde las industrias alimentarias que van muy en contra de lo que realmente la población necesita si quiere preservar su salud. La necesidad de comer carne todos los días es un patrón de comportamiento muy establecido, cuando realmente las recomendaciones animan a comer de cero a tres veces a la semana. La hiperdisponibilidad de algunos alimentos no quiere decir que sea más necesario consumirlos.
Luis Cabañas: Sin embargo, con este decreto quien encabezaría la pelea por una mayor sostenibilidad serían las instituciones, no solo las entidades que hacemos el papel de satélites.
- Y al contrario, ¿qué influencia puede tener la dieta de los centros escolares en los hábitos alimentarios de la juventud?
Luis Cabañas: La gente comería mejor y estaríamos evitando algunas enfermedades de la civilización, como puede ser hipertensión y diabetes, que ahora mismo campan a sus anchas en la población adulta y cada vez a edades más tempranas.
- Entonces, ¿a qué cree que se deben estos reparos del Consell?
"Es el único modo de producción que nos garantiza la preservación de los ecosistemas".
Marta Herrero: Siempre se ataca mucho a la producción ecológica. No entiendo muy bien si es por opiniones reaccionarias o porque no están viendo el futuro que tiene ese modelo de producción agraria. No ven que realmente es el único modo de producción que nos garantiza la preservación de los ecosistemas.
- ¿Piensan que el proyecto va a seguir adelante con el nuevo gobierno?
Marta Herrero: Todavía no hemos establecido contacto. Ojalá se siguiese con él. Desde la plataforma, intentaremos instigar a que esto se continúe porque ha sido fruto del trabajo de muchos años y mucha gente.